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El Rabel está enojado y el que lo toca también porque no le dan de aquello que rechina en la sartén.
Toca, rabelillo, toca, que te tengo que romper, que a la puerta de mi novia no has querido tocar bien.
Cuando se murió mi gúelu y a mi no me dejó nada y a mi hermana la dejó asomada a la ventana.
Este rabel pide vino y las cuerdas aguardiente y el mozuco que la toca, mozucas de quince a veinte.
La puñetera mi suegra y dice que no trabajo, que se lo pregunte a la hija cuándo la tengo debajo.
La despedida les doy a todos en general pues mi corazón no quiere con ninguno quedar mal. |