El Rabel está enojado

y el que lo toca también

porque no le dan de aquello

que rechina en la sartén.

 

Toca, rabelillo, toca,

que te tengo que romper,

que a la puerta de mi novia

no has querido tocar bien.

 

Cuando se murió mi gúelu

y a mi no me dejó nada

y a mi hermana la dejó

asomada a la ventana.

 

Este rabel pide vino

y las cuerdas aguardiente

y el mozuco que la toca,

mozucas de quince a veinte.

 

La puñetera mi suegra

y dice que no trabajo,

que se lo pregunte a la hija

cuándo la tengo debajo.

 

La despedida les doy

a todos en general

pues mi corazón no quiere

con ninguno quedar mal.